Si de atractivos turísticos habláramos, en
la capital de Cuba, el Casco Histórico de la Habana Vieja
resulta un lugar de obligado interés para los visitantes
que arriben a la Isla. Declarado por la UNESCO Patrimonio de la
Humanidad en 1982 permite acercarse a la historia de una época
que se hace presente a través de su arquitectura.
Edificaciones como El Templete inaugurado en 1828 rememora cada
16 de noviembre el primer cabildo de la Villa San Cristóbal
de La Habana.
Otros lugares de interés coinciden en esta área: la
Plaza de Armas, el Palacio de los Capitanes Generales, el Castillo
de la Real Fuerza (1577) -sobre cuya torre se erige La Giraldilla,
símbolo de la ciudad- y el Palacio del Segundo Cabo.
Otras
plazas situadas en la misma área llaman poderosamente la
atención con su mera presencia: la Plaza de la Catedral rodeada
por opulentas mansiones; la recién restaurada Plaza Vieja,
donde sobresale la casa de los Condes de San Juan de Jaruco; y la
plaza de San Francisco de Asís, aledaña a la Iglesia
y el convento de igual nombre.
La obra de originales artistas plásticos cubanos y del resto
de Latinoamérica recibe desde los estudios-galerías
al visitante que queda deslumbrado ante el colorido de un
arte que refleja la compleja naturaleza tropical y la destreza de
los cultivadores del arte moderno y postmoderno.
Muy útil y funcional puede ser la mirada hacia el mundo empresarial
y de negocios: el Palacio de las Convenciones y el recinto ferial
Pabexpo representan esta faceta de la capital.
El malecón habanero constituye una pieza clave para una circulación
fluida en la ciudad. En él, puede disfrutarse de la alegría
del pueblo durante los carnavales o contemplar la fuerza del mar
en el invierno, cuando se abalanza sobre sus muros con fuerza insospechada.
A principios del siglo XX los habaneros disfrutaban del atractivo
de los baños públicos, tradición que no ha
podido mantenerse pues ahora la velocidad de los autos y las medidas
higiénicas impiden estos usos. Sin embargo se mantiene como
punto de encuentro de las más jóvenes generaciones.
A lo largo de sus 5 km de extensión la ciudad se muestra
al visitante con sus edificios, estatuas y monumentos, además
de hoteles como el Riviera, el Nacional y el Cohiba.
Es sitio preferido de los habitantes de La Habana que, huyendo del
calor, se sientan a lo largo de toda su extensión a disfrutar
de la brisa que sopla desde el mar.
El Malecón habanero siempre
estará alegre y bullicioso esperando al turista.
La Marina Hemingway se presenta como el lugar apropiado para bucear,
practicar la pesca de altura o participar en un Seafari a las barreras
coralinas.
Más de 15 km de franja costera, arenas finas y aguas azules
y transparentes se extienden entre Bacuranao y Guanabo, el circuito
náutico conocido como Playas del Este en el que se destaca
Santa María del Mar como una de las más visitadas
debido a sus atributos naturales.
Abundan también restaurantes, donde el buen gusto y la comida
criolla se dan la mano para disfrute de sus comensales. Lugares
tan conocidos como La Bodeguita del Medio, El Floridita, El Aljibe,
La Cecilia y otros hacen el deleite de quienes los visitan.
No podría faltar un espacio para la diversión, que
puede el turista encontrar en el archifamoso cabaret Tropicana,
el Habana Café, el Jazz Café y una amplia red de centros
nocturnos que le permiten disfrutar del sabor de la música
cubana.